Los "hispanos" empiezan a concurrir a concursos y carreras como la de Monte Igueldo en que un 20 HP logra el primer premio de su serie.

Se habían construido unas doscientas unidades de coches de ciudad y de turismo, en veinticuatro series distintas, correspondientes a modelos de motores de cuatro cilindros, en monobloque, o en dos bloques, de potencias 20/30; 24/30 y 30/40 CV.

Se dio a conocer el 15/20 CV, de 80 x 130, que se fabricó durante largos años y sobre todo el fantástico modelo deportivo de 45 CV, en sus aspectos de 80 x 170 y 80 x 180, espléndido chasis al que se le impuso la denominación de Alfonso XIII, dedicado en honor del monarca, coche que constituyó uno de los mejores modelos de la Belle Époque.